Jaime Rodas
Cocinero y diseñador en potencia. Ingeniero y procrastinador profesional.

Cambio de equipo

2018-09-01

Hace un poco menos de dos años que entré a trabajar en Resuelve. Llegué a liderar un equipo de desarrolladores trabajando en una plataforma para simplificar las broncas que tienen las PyMEs en México con la contabilidad y los impuestos. Cuando llegué, éramos 4 personas, ahora somos 7. Me tocó aprender a conseguir, entrevistar y contratar gente. Tuve que ir viendo qué significaba ser el jefe, y tratar de no ser el peor que hubieran tenido.

Me tocó pelearme con finanzas por los sueldos, con recursos humanos por los procesos, con las otras áreas para que nos dieran tiempo de trabajar y hasta con hacienda para ver cómo nos conectábamos a sus sistemas. Mi equipo se burla de mí porque dicen que me la vivo en juntas; la verdad es que no están equivocados. Aún así, lo he hecho con gusto y espero seguir teniendo la oportunidad de hacerlo.

A parte de todas las cosas burocráticas que involucra mi trabajo, lo que más me ha gustado es tener la oportunidad de enseñar lo poco que sé de programación. No ha habido nada más satisfactorio que el ver cómo las preguntas que han ido haciendo los miembros del equipo son cada vez más difíciles. Hoy siento que ya todos me superaron en habilidades y yo ya nomás les digo que sí.

Desde que entré a trabajar acá, hubo un güey que me costaba más trabajo que los demás. Terco, respondón, con malas maneras a veces, pero luchón como nadie más. Siempre lo describo como alguien que “tiene un chingo de hambre. Se quiere comer el mundo.” Le dije que tenía que aprender OOP y aprendió luego luego. Le dije que tenía que aprender SOLID y aprendió luego luego. Le dije que tenía que mejorar sus modos y lo hizo luego luego. Decidimos darle más responsabilidades y las aceptaba sin queja y pronto ya las dominaba. Como ya no siento que tenga algo más que le pueda enseñar, hoy me llena de orgullo poderle entregar el mando del equipo a él. Sé que va a hacer una mejor chamba que yo y me emociona ver todos sus futuros logros.

A mí me tocan nuevos retos; tengo ahora dos equipos increíbles que están resolviendo problemas para la reparadora de crédito más grande de México. Están teniendo que echarse al hombro muchos de los problemas que vienen de crecer esa línea de negocio a Colombia, Argentina, y ahora España. No tengo idea de qué les pueda enseñar a ellos, pero estoy seguro de que ellos me enseñarán muchísimo a mí.

Así que, tan difícil como es y tan triste como me deja dejar un equipo, me emociona tomar estos otros y ver qué más podemos hacer. En fin, no queda más que seguirle chingando.