Jaime Rodas
Cocinero y diseñador en potencia. Ingeniero y procrastinador profesional.

Adiós al Surrealismo

2016-10-19

Después de 6 años trabajando, Rob y yo decidimos cerrar la empresa. Fue una decisión difícil, pero hoy, casi un año después, creo que fue la correcta.

Siempre que me preguntaban qué tan difícil era tener una empresa, respondía: “Si hubiera sabido el desmadre que iba a ser tener la empresa, no lo hubiera hecho.” El camino que seguimos fue uno demasiado al a ver qué pasa, que resultó ser una pésima idea. Me hubiera encantado saber más del problema al que me estaba metiendo antes de hacerlo.

Este primer intento de crear una empresa fue demasiado ambicioso. Yo me imaginé que todo iba a salir a la primera, que me podía dedicar a ser un programador fregón y todo lo demás se resolvería, y pues no. Resulta ser que tener un negocio es una chamba muy complicada. No pude ser sólo un programador, tenía que ser un vendedor, contador, planificador, y mil chambitas más. Terminó siendo imposible administrar todo y aún sacar la chamba.

Los errores cometidos fueron muchos: Nunca aprendimos a cobrar correctamente, los deberes fiscales y legales siempre pasaban a segundo plano y regresaban a meternos en problemas a cada rato, resulté ser muy bueno en intentar resolver problemas por medio de ignorarlos, debí haber metido más horas de chamba, podría seguir y seguir. En fin, todo es parte del proceso de crecimiento personal.

Sin lugar a dudas, tener esta empresa fue también una de las cosas más divertidas que pude haber imaginado. Trabajar con tu mejor amigo todos los días es algo que siempre atesoraré y que espero poder volver a hacer algún día. Aprendí muchísimo de programación, manejo de clientes, política, finanzas, impuestos, y quién sabe qué tanto más. Siento que ahora llego a mi siguiente proyecto mucho más al tanto de mis responsabilidades, derechos y problemas.

Trabajar como desarrollador de software pasó de ser un experimento sobre qué podía hacer recién graduado de la universidad, a algo a lo que me quiero dedicar el resto de mi vida. Estoy seguro que de no haber sido por Rob y sus pinches ideas, mi vida laboral hubiera sido muy distinta, y no tan divertida ni satisfactoria.

A lo que quiero llegar con todo esto es que, pues sí, no jaló esto, pero fue un buen error para cometer, no me arrepiento de haberlo hecho. Espero en un futuro poder volver a intentar hacer algo similar y, con las lecciones aprendidas, no cagarla tan fuerte de nuevo.